Cada año fallecen 1.500 personas en España por el uso de terapias alternativas



Cada año fallecen entre 1.210 y 1.460 personas por seguir prácticas carentes de evidencia científica y contrarias a la deontología médica. Bien porque hacen que los enfermos abandonen los tratamientos médicos, los retrasen por probar antes con pseudociencia, o porque los propios tratamientos alternativos causen daños directos al paciente.
Sin cifras oficiales

El cálculo es solo una estimación. Esta asociación advierte en su informe de que la cifra de muertes es solo aproximada y podría ser solo la punta del iceberg. «Debido a las limitaciones en la cantidad y calidad de estudios oficiales, las cifras podrían estar altamente infraestimadas. Solo existen estudios parciales para algunas patologías y pseudoterapias, por lo que los muertos ocasionados en otras patologías continúan siendo un dato oculto», denuncian.

A falta de estudios oficiales que muestren una cifra exacta, el informe de la APETP es el primer intento para cuantificar el problema. Solo en enfermos de cáncer y contando los casos para tres tipos de tumor, el estudio apunta que se podrían registrar 800 fallecidos al año por usar tratamientos que no están probados científicamente y retrasar los que sí lo están. Si se intenta responder a la pregunta de cuántos muertos al año producen las pseudoterapias más allá de los pacientes oncológicos, la cifra se complica.

Centros sanitarios con tratamientos ilegales

La asociación también denuncia la falta de vigilancia de ayuntamientos y comunidades autónomas de centros con actividad sanitaria que ofrecen terapias no validadas a enfermos oncológicos y con otras patologías graves. La APETP estima que en España podría haber 18.000 centros que inclumpen la normativa y alerta asímismo de la existencia de asociaciones públicas y registros de falsos profesionales sanitarios.

Como ejemplo, el informe cita a la Asociación Española de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales o la Organización Colegial Nautropática que, «a pesar del nombre, ni es un colegio ni está compuesta por médicos u otro tipo de profesional sanitario». Además, recuerdan, que al no ser profesionales sanitarios reglados, carecen de un seguro de responsabilidad civil, y ante estos casos los pacientes no solo sufren un engaño económico y potenciales daños físicos, sino que están totalmente desprotegidos ante una praxis defectuosa y carente de evidencia científica.

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